El grano de azúcar

La montaña estaba lejos, y para llegar a ella había que sortear a una multitud que transitaba en todas direcciones. El camino era azaroso y frenético, competitivo e individualista, cada cual con su carga a la espalda, y al otro día, todo de nuevo.

En el campo era más tranquilo, pero tenía que ser práctica y estar donde se producía la comida, de eso se trataba, moverse para alimentar a la reina que nació alada. La montaña estaba más cerca, ya casi podía asir con sus manos el grano de azúcar y echárselo a la espalda. 

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