Patricia, en la terraza de su casa, se sentó en una silla tapizada a disfrutar el sosiego del momento. El sol de invierno abrillantaba el color amarillo rojizo de las naranjas. Cogería una, más tarde.
En la placidez del jardín, ideas extemporáneas acudieron a su mente. Recordó su primera relación, con Pepe, tantos años atrás. En medio de sus recuerdos Patricia vio a una muchacha abrir la reja de su patio y entrar por el jardín. Su andar le recordaba a alguien. Poniéndose la mano sobre la frente, a modo de visera, la vio mejor, ¡era ella a los dieciocho años!
¡Ella! vivificada por la memoria. Pepe llamó: ¡Patricia! desde la calle. Las mejillas de la chiquilla se sonrojaron, sus ojos se encendieron y corrió a unírsele Ella quiso advertirla, ¡Pepe te engañará! Pero no podía cambiar su otro Yo, era una impresión, una copia de su realidad pasada.
Me gustó. Solo que al final cambiaría un pocola forma literaria de la,siguiente manera: … su otro «yo». Era una impresión, copia de la realidad pasada.
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Gracias por leerme. Considerate tu sugerencia.
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