La nota

El domingo se acaba, y Eduardo  ha mirado todo el día  la televisión.  Su mujer  lava los platos de la cena en la cocina, sus hijos juegan videojuegos en  el celular.

La última vez que lo vio fue en el club, un sábado, hace ya meses.  Martín bajó al garaje, conectó al tubo de escape de su automóvil una manguera y la introdujo por la ventanilla, luego se sentó al maniobro  y encendió el motor. Horas después su esposa fue al garaje porque lo necesitaba y lo encontró muerto. 

La viuda le entregó un sobre con su nombre de parte de Martín.   Eduardo lo depositó en su bolsillo.  Cargó el sobre durante semanas, pero al final decidió no abrirlo y lo quemó.  Hizo bien o mal, no lo sabe. Lo que sí sospecha, conociendo a Martín, que  le escribió la nota  para reforzar el motivo. Era lo mejor , ambos lo sabían, por la situación en la que Martín había caído.

Desde la cocina, su  esposa le comenta que se encontró con la viuda  de Martín en el mercado.  —Me preguntó por la nota que Martín te escribió. ¿La has leído? 

—No, ¡la he quemado!  

 

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